Hoy entrevistamos a Giovanni, amigo de charlas futbolistas tan interesantes como todas las contestaciones. Muchas gracias amigo!
Nombre: Giovanni Rocha Piazza
Equipo:
Trayectoria:
1 ¿Cree en el juego de posición, en el fútbol directo o en el juego mixto? Explíqueme.
G: Creo en que diferir esas cuestiones y llevarlas a dicotomías es un grandísimo error. El juego de posición no es una regla para cimentar el juego de un equipo. Los equipos se dividen en dos: los que juegan a partir del balón y los que juegan a partir de los espacios. Si juegas con el balón normalmente asumes que debes defender en espacios amplios y atacar en espacios chicos. Y para solventar cuestiones como éstas se propone el juego de posición, pero no es obligatorio –como dije antes-. Hungría del ’54, Holanda del fútbol total, algunas versiones de Brasil… son equipos que parten de la pelota pese a no tener un estricto juego de posición. Y sí, son equipos de épocas pasada que podían permitirse un caos que ahora parece imposible, no obstante, lo que quiero ejemplificar con ellos es que sí es posible concebir la posesión de la pelota desde otro idioma. Lo mismo ocurre con el juego directo –y sus mil y un variables-: es un idioma.
Ahora, entendido eso, lo importante es visualizar lo siguiente: no hay un lado correcto del cual ver las cosas. Comunismo o capitalismo; menottismo o bilardismo; feminismo o machismo; y así podemos ir con todos los “ismos” que se nos ocurran. Me opongo totalmente a las cuestiones extremas, lo importante es mantener valores humanos mientras que consigamos un punto medio conforme a lo que queremos. Me gusta pensar lo siguiente: si me dan el Barça que le dieron a Pep, pues pensaré en darles la misma línea que les dio Pep; pero si, por otro lado, me dan al Atlético que le dieron a Simeone, pues pensaré en darles la misma línea que les dio Simeone. Con esto no digo que yo sea Diego o Pep; digo que en el fútbol hay que adaptarse a muchas cosas, y aunque todos los entrenadores llegan diciendo que se adaptan a sus jugadores, pues la verdad es que no lo hacen. ¿Ustedes creen que si Ranieri llega a un Leicester lleno de tocones él les hará jugar un juego pulcro con la pelota? ¡NO! Y eso me parece poco estratégico: hay que ser versátil. En este sentido adoro ver al Dortmund de Tüchel porque considero que es un equipo capaz de manejar el juego. Y quizás sea por la base –contraria al estilo que trajo Thomas- que dejó Klopp. El punto es que el BVB es un equipo que parece sentirse cómodo en casi toda “fase de juego”. Y lo digo entre comillas porque justamente poder analizar el juego desde fases es como analizar la vida en: trabajo, familia, hobbies, etcétera. No son fases; no existen tales cosas. Sólo son herramientas que usamos para poder facilitar el análisis. El jugador es la misma persona cuando defiende que cuando ataca. Lo mismo pasa con la vida: eres el mismo en el trabajo que con la familia; y podrán existir “personajes” –véase Mourinho-, pero sigues siendo la misma mente y la misma persona.
Sé que me estoy extendiendo mucho, y también siento que no tiene del todo la respuesta que anhela. En cuanto a gustos, me decanto por jugar a partir de la pelota. Pero eso no me aleja de mi idea: el fútbol no comprende uno u otro lado. Pueden haber gustos, pero lo importante es cumplir con tu trabajo. El trabajo de algunos se resume en cuarenta puntos, el de otros en títulos… en fin, la cuestión es que hay que lograr lo que hay que lograr antes de priorizar gustos o caminos. Y claro, esta idea te puede alejar de potenciar ciertos aspectos en tus futbolistas, pero al final, dentro de lo macro, estás potenciando lo importante siempre y cuando logres el objetivo. Es decir, tu le puedes enseñar mucha matemática a un niño de 10 años y puedes, de hecho, generarle un romance tremendo con la matemática, pero, si el chico no saca una buena calificación en su siguiente examen, ¿cómo esperar que se le quede la matemática en la cabeza? Y en mi caso, yo no me limito a ser profesor de matemática, porque si este chico no saca buenas calificaciones en matemática, pues le potencio física, filosofía o lo que sea. El punto es que aprenda, y que saque las calificaciones que debe. Y luego, a partir de que maneje otros contenidos, será más fácil enseñarle matemática. O lo que se venga. Hay entrenadores que van por una idea, y si no logran entrenar al niño dentro de la matemática, pues no tienen la versatilidad para darle otra cosa; algunos, incluso, considerarían enseñar otra cosa como “traicionarse”. Yo no lo veo así. El fútbol no es de los futbolistas, es de las personas que llamamos futbolistas. Si yo mismo me amoldo para que la persona pueda amoldarse a todo –o casi todo-, pues habré cumplido el objetivo. Mi objetivo es que todos mis futbolistas visualicen el juego de la pelota como Pep, pero el juego sin ella como Mou. Si les potencio la cabeza, sus piernas serán lo de menos. Son personas antes que futbolistas.
¿Cuál es su idea futbolística?
G: Para mi, la cuestión como entrenador es llegar a un equipo y fijar la idea que sientas que mejor puedas transmitir –en mi caso, jugar con la pelota-; pero lo que vengo diciendo acá es que no hay que quedarse con una idea porque sea la que yo mejor transmita. Aunque potencie a mis futbolistas en base a la pelota, eso no significa que más de una vez no les pida encerrarse, o presionar demasiado. Y lo pienso de esta manera porque, como dije, no veo al fútbol como extremos. El futbol es la vida, y tienes que estar preparado para todo. Si logro que mi jugador sepa perfectamente cómo manejar el asedio a su propia área, pues de alguna manera también estoy mejorando su capacidad de manejar la pelota en campo rival: entonces, cuando él tenga la pelota en metros rivales ante un encierro del contrario pensará “pues si paso la pelota para acá, estoy generando esta ventaja; pero si la paso para acá, a éste le costará llegar”. Y pongamos –para seguir con el ejemplo- que, ante tal asedio tu rival, logra sacarse una contra y establecerse en tu campo, ¿y sabes quién va a defender tu campo perfectamente? El mismo jugador que antes supo a dónde pasar la pelota en campo rival. Si generamos un equipo variable se fomentará un conocimiento empírico que hará al jugador capaz de manejar el juego perfectamente. No es que te manejará una fase, un idioma, una jugada. No. Él, por experiencia propia, sabrá qué hacer ante tal situación y cómo se sentirá el rival ante ciertos estímulos. La labor consiste en generar pensantes dentro de la cancha, jugadores que sean cuasi-entrenadores. Y es que no hay fases de juego, HAY JUEGO. Y presentar mucha variabilidad lo considero como el camino adecuado para formar PERSONAS capaces de adaptarse. No es fácil, pero manejado desde la corriente correcta es completamente posible.
3 Pese a que siempre se dice que todo esto depende de los jugadores que se tienen, ¿cuál es el sistema en el que se basa para crear su idea?
G: En los sistemas me veo tal cual como expliqué en materias anteriores: todo es adaptabilidad. Si me tengo que decantar por uno, pues diría el 1-4-3-3. El problema con el 1-4-3-3 es que, si no se tiene jugadores de grandísima calidad, es un sistema tendente a desocupar el medio y sectorizar los ataques por banda. Por lo que opto por hacer algo que hace mucho –por ejemplo- Gerardo Martino: dar libertad al triángulo medular para tomar otras formas y variar a un 1-4-2-3-1. Pero es algo aplicable sólo en ciertos momentos de ataque, ya que considero vital que el mediocentro vea el juego de cara, y que los interiores funcionen como tal para dar ayuda a los pases exteriores. El punto es que, dentro de mi forma de ver el sistema, es muy importante escalonar y romper el paralelismo entre interiores. De lo contrario –a menos de que se posea a un falso delantero-, lo natural es perder juego entre líneas y ganar predictibilidad.
4 ¿En qué equipo se fija?
G: En todos los que pueda. Trato de ver a los equipos que siento están más pulidos dentro de lo que sea que hagan. Todas esas horas frente a la pantalla, al final, se conglomeran en conocimiento que reemplaza lo empírico: no tuve que ser jugador de un equipo “encerrado” para entender los denominadores comunes del estilo, no, sólo tuve que ver mucho fútbol de equipos encerrados y anotar y analizar todo. Es vital para mi mantener registros de todo. Cualquier material es reciclable. Incluso vi alguna vez que el Niza B ponía la barrera bajo la arquería –en tiros libres directos de sus rivales-. Es decir, no me cierro a ciertos equipos.
Escuché decir al entrenador del Mirandés, Carlos Terrazas... ¿Cree más en un jugador competente o competitivo?
G: No creo que sean del todo dos matices separables. No obstante, tampoco quiero divagar mucho –que lo hago siempre-. Así que me inclinaría hacia los jugadores competitivos. Si manejas adecuadamente la competitividad de alguien, pues entonces esa persona tendrá razones para potenciar su competencia.
¿Qué posiciones ve en su equipo que sean el pilar o columna vertebral?
G: Todo depende del equipo. Es decir, hay tendencia de determinar las intenciones de un equipo con sólo ver sus volantes, pero, por ejemplo, el Arsenal juega a la pelota con Ramsey y Coquelin de doblepivote. Y no es que lo hagan bien –obviamente-, pero lo hace. Es decir, no hay que encasillar intenciones colectivas bajo roles individuales específicos. Lo que sí hay que hacer, por otro lado, es encasillar intenciones colectivas bajo lo mejor que tengas. Si tienes a Messi, así tu mediocentro se llame Khedira o Busquets, lo importante es que busques la manera de que Messi esté cómodo. En otras palabras: lo importante no son tanto ciertas posiciones, sino más ciertos futbolistas que poseas.
¿Por qué decidió ser entrenador?
G: En mi caso, esta pregunta tiene un poquito de trampa. Trabajé para fuerzas inferiores de equipos venezolanos, pero me alejé por motivos personales que eran más pesados que la experiencia que sacaba del trabajo. Así que actualmente no estoy ejerciendo de entrenador y todavía no tengo un título importante bajo esas área. También recordemos que tengo 17 años y que vivo en Venezuela, ojo. Estamos hablando de un país que es un cero en formación. Este verano me iré a Alemania a vivir y estudiaré para trabajar en lo que amo; así que mejor esta pregunta para un futuro no muy lejano. En fin, si tengo que responder digo que decidí ser entrenador porque amo el fútbol. Pero no me cierro a una cosa: amo los negocios, el cine, la gerencia, la psicología, etcétera. Aunque eso es tema de otro día.
Confiaría usted en un entrenador sin experiencia
G: Confiaría en una persona con experiencia en la vida y sin demasiada experiencia como entrenador. Un gran CEO de cualquier compañía probablemente haría un buen trabajo como entrenador. Pueden haber personas con cero años de experiencia en primera división que hagan mejores trabajos que personas que muchos años dirigiendo en primera. La experiencia es invaluable, lógicamente, pero la no-experiencia no es indicativo de fracaso. Todo es circunstancial y, quizás, un tantito subjetivo.
Dígame tres entrenadores que le parezcan interesantes.
G: Thomas Tuchel, del Borussia Dortmund. Julian Nagelsmann, del Hoffenheim. Y Quique Setién, de la U.D. Las Palmas.
¿Por qué decidió acceder a hacer esta entrevista?
G: Porque amo hablar de fútbol, Jordi. Y porque también te tengo un aprecio inmenso a ti. De hecho, no lo veamos como una entrevista. Me parece un término un tantito vanidoso. Veámoslo como un monologo de fútbol que –espero- será útil para alguien. Y si no le es útil a nadie, pues al menos la pasamos bien.
¿Cree en las entrevistas o en las ruedas de prensa?
G: En todo lo que tenga que ver con los medios de comunicación. Soy también proyecto de periodista. Me gusta considerarme como alguien de letras –aunque los números me gusten también-. En fin, el concepto que tienen las RDP y las entrevistas tienen un fin importante. El problema es que hoy día se les trata desde puntos amarillistas, vanidosos y poco relacionados con el fútbol. Tengo muchas ideas dentro de este sentido, pero las dejaremos para otra conversación.
¿Cree que llegará el día que deje de aprender con el fútbol?
G: Quién sabe. Pero veo más posible dejar de aprender de fútbol con el fútbol que dejar de aprender de la vida con el fútbol.
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